La Galaxia en sus manos
Gabriel Bermúdez Castillo publicó Golconda en 1987.
El origen de esta novela se encuentra en un cuento genial (cuya sorpresa final me impide revelar muchos datos sobre el argumento) titulado "Las putas en la Universidad". Una idea brillante. Y a partir de allí Bermúdez se desata y compone una obra poliédrica y desconcertante.
Poliédrica porque el autor juega constantemente con la imagen de narrador (alternando la primera, la segunda y la tercera persona). Porque no necesariamente el protagonista nos cae simpático, pero sus motivaciones se nos plantean con un falso objetivismo que las hace asumibles. Porque todos los secundarios tienen su momento de gloria, su narración, su aventura y su estilo...
Y luego está el problema del lenguaje (fundamental como en toda buena obra de ciencia ficción). Y aquí Bermúdez Castillo encuentra una solución realmente chocante: Victor Lanyard, el protagonista, el héroe, habla en cheli y en germanía. El argot empleado convierte el primer tercio de la novela en una auténtica maravilla de la lingüistica. Así, en el futuro, en un planeta minero llamado Golconda, los criminales seguirán hablando el castellano de bronce de los años 80's, con sus préstamos del caló y su aire chulesco.
Pero Víctor aprende y poco a poco va abandonado la lengua del lumpen y la voz del narrador se hace más clásica... sin abandonar, eso sí, cierto aire infantil y macarra . En cierta forma Víctor pierde la inocencia y su forma de expresarse también.
Gabriel Bermúdez construte una novela ambiciosa: una parodia del nazismo, un estudio sobre los mecanismos de narración de las space operas de principio de siglo, un análisis sobre los fallos de la literatura de anticipación, un cuento dickensiano donde Oliver Twist termina haciendo beber ácido al malavado Fagin para después gastarse su dinero en un burdel...
Aunque si alguien leyera la edición de 1987 (editorial Acervo) no entendería de que hablo. El texto allí aparecido estaba mutilado y suavizado (donde Bermúdez Castillo escribió "turgentes pechos" los pacatos editores pusieron "suaves hombros"). Se eliminaron capítulos enteros y se perdió originalidad.
La novela terminaba abruptamente, con Víctor acariciando su primera gran victoria, en su camino hacia la gloria. La segunda parte (Haladriel) se publicó en 2001 en formato electrónico (en disquete, llena de erratas y con muy poca difusión)... y allí todo era más grande y espectacular.
Haladriel está llena de sexo y violencia (en mayor cantidad que en Golconda). La voz del narrador se unifica (Víctor), pero en muchos casos es él el cruel, el asesino, el malo... Suele narrar en tercera persona y de forma irónica. Desde el punto de vista de moral tradicional la novela es bastante descorazonadora. Son los malos quienes ganan la guerra, quienes cuentan su versión...
La parodia del nazismo se hace aún más evidente y hay genocidio, sexo entre especies, mutantes y mestizos, planetas lumpen... se entiende porqué me ha gustado tanto.
Golconda y Haladriel (Mano de Galaxia) crean una mitología propia sorprendente. A la altura de los grandes clásicos (que es lo que en el fondo es Bermúdez Castillo)...
El origen de esta novela se encuentra en un cuento genial (cuya sorpresa final me impide revelar muchos datos sobre el argumento) titulado "Las putas en la Universidad". Una idea brillante. Y a partir de allí Bermúdez se desata y compone una obra poliédrica y desconcertante.
Poliédrica porque el autor juega constantemente con la imagen de narrador (alternando la primera, la segunda y la tercera persona). Porque no necesariamente el protagonista nos cae simpático, pero sus motivaciones se nos plantean con un falso objetivismo que las hace asumibles. Porque todos los secundarios tienen su momento de gloria, su narración, su aventura y su estilo...
Y luego está el problema del lenguaje (fundamental como en toda buena obra de ciencia ficción). Y aquí Bermúdez Castillo encuentra una solución realmente chocante: Victor Lanyard, el protagonista, el héroe, habla en cheli y en germanía. El argot empleado convierte el primer tercio de la novela en una auténtica maravilla de la lingüistica. Así, en el futuro, en un planeta minero llamado Golconda, los criminales seguirán hablando el castellano de bronce de los años 80's, con sus préstamos del caló y su aire chulesco.
Pero Víctor aprende y poco a poco va abandonado la lengua del lumpen y la voz del narrador se hace más clásica... sin abandonar, eso sí, cierto aire infantil y macarra . En cierta forma Víctor pierde la inocencia y su forma de expresarse también.
Gabriel Bermúdez Castillo mantiene ese estilo peculiar de la literatura aragonesa de posguerra: erudición general y amplio vocabulario mezclado con una cierta vocación popular y un aire de franqueza que situa al escritor a la misma altura que sus lectores.
Golconda está repleta de sexo y violencia. No llega a ser una obra pornográfica, pero claramente muchos de sus pasajes se sitúan en los márgenes de la literatura convencional. Y he aquí otro de sus muchos encantos: el carácter subversivo de la historia, donde las lecciones de moral se olvidan pronto y los malos matan y los buenos matan. El futuro es un lugar cruel y el ser humano siempre será un ser despreciable.
Gabriel Bermúdez construte una novela ambiciosa: una parodia del nazismo, un estudio sobre los mecanismos de narración de las space operas de principio de siglo, un análisis sobre los fallos de la literatura de anticipación, un cuento dickensiano donde Oliver Twist termina haciendo beber ácido al malavado Fagin para después gastarse su dinero en un burdel...
Aunque si alguien leyera la edición de 1987 (editorial Acervo) no entendería de que hablo. El texto allí aparecido estaba mutilado y suavizado (donde Bermúdez Castillo escribió "turgentes pechos" los pacatos editores pusieron "suaves hombros"). Se eliminaron capítulos enteros y se perdió originalidad.
La novela terminaba abruptamente, con Víctor acariciando su primera gran victoria, en su camino hacia la gloria. La segunda parte (Haladriel) se publicó en 2001 en formato electrónico (en disquete, llena de erratas y con muy poca difusión)... y allí todo era más grande y espectacular.
Haladriel está llena de sexo y violencia (en mayor cantidad que en Golconda). La voz del narrador se unifica (Víctor), pero en muchos casos es él el cruel, el asesino, el malo... Suele narrar en tercera persona y de forma irónica. Desde el punto de vista de moral tradicional la novela es bastante descorazonadora. Son los malos quienes ganan la guerra, quienes cuentan su versión...
La parodia del nazismo se hace aún más evidente y hay genocidio, sexo entre especies, mutantes y mestizos, planetas lumpen... se entiende porqué me ha gustado tanto.
Golconda y Haladriel (Mano de Galaxia) crean una mitología propia sorprendente. A la altura de los grandes clásicos (que es lo que en el fondo es Bermúdez Castillo)...
... porque (aunque a veces pequemos de malinchistas) hay que reconocer que Mano de Galaxia es posiblemente una de las obras más originales y atractivas de la literatura de ciencia ficción del siglo XX, y no sólo en castellano...
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En 2008 la Universidad de Zaragoza editó las dos partes de Mano de Galaxia dentro de la colección Larumbe.
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En 2008 la Universidad de Zaragoza editó las dos partes de Mano de Galaxia dentro de la colección Larumbe.
Los dos volúmenes se publicarón con unas portadas horribles (alejadas de lo que debería ser un libro de ciencia ficción y engañando así a su público potencial) y con abundante material críticio.
Lejos de lo que pudiera parecer, es una edición absolutamente maravillosa. Las notas a pie de página son siempre pertinentes y aclaran muchísimas dudas lingüisticas; la bibliografía es completísima; el estudio inicial es ameno y relativamente breve; las notas finales están llenas de erudición y son bastante interesantes; y el índice onomástico era algo necesario para una novela con cientos de personajes secundarios.
En Golconda, se usa tinta de color rojo para señalar los fragmentos eliminados o modificados en la edición de Acervo.
Lejos de lo que pudiera parecer, es una edición absolutamente maravillosa. Las notas a pie de página son siempre pertinentes y aclaran muchísimas dudas lingüisticas; la bibliografía es completísima; el estudio inicial es ameno y relativamente breve; las notas finales están llenas de erudición y son bastante interesantes; y el índice onomástico era algo necesario para una novela con cientos de personajes secundarios.
En Golconda, se usa tinta de color rojo para señalar los fragmentos eliminados o modificados en la edición de Acervo.
Todo terriblemente profesional (no en vano es una edición universitaria) sin dejar de ser completamente leible.
Lamentablemente es difícil de conseguir, pero es la única manera de leer correctamente este clásico indiscutible de la ciencia ficción. Una auténtica obra maestra.
¡Buscadlo!
¡Buscadlo!
Etiquetas: ciencia ficción, literatura, yo y mi biblioteca
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