Hubo un tiempo en el que el ombligo del mundo fue Londres.
De California llegaban las últimas notas de un rock psicodélico que hacían alucinar a una cuadrilla de melenudos sin futuro, en Nueva York un grupo de pedantes drogados hablaban de hedonismo y de una nueva actitud,... pero en Londres se estaba cambiando el mundo. Los punks resentidos convivían con revolucionarios radicales, la nueva era estaba cerca. Luego, ya sabemos, no fue para tanto. Pero en 1976 Londres era el jodido ombligo del mundo.

Sin embargo, en los suburbios del sur de la ciudad no pasaba nada. Karim, hijo de un paquistaní y una inglesa, vivía cinco años por detrás de lo que pasaba un poco más al norte. Era un adolescente curioso y ambicioso. Así lo encontramos al principio de esa maravilla que es "
El Buda de los suburbios" de
Hanif Kureishi, y después todo pasa por delante suyo sin que pueda hacer nada: su padre covirtiéndose al budismo y abandonando a su madre, el translado al centro de la ciudad, su primer concierto punk, sus experiencias como actor, el amor, un viaje a NY,...
Karim es un observador y eso puede llegar a molestar. Mientras lees el libro, deseas que actue, que haga algo, que intervenga,...Sin embrago, Karim sólo observa. Podría llegar a molestar si no fuera por el hecho de que lo que observa es tan increíblemente hermoso: Karim nos está contando su vida en el ombligo del mundo.
Mezcla de novela picaresca y costumbrismo inglés,
Kureishi no deja títere con cabeza. Directores de teatro pedantes, estrellas del punk vendidas al éxito, islamistas intransigentes, comunistas demagógicos. Y sin embargo, por encima de toda la mierda, consigue que añoremos un tiempo y un lugar en el que nunca hemos estado.
Libro musical. De los
Beatles a la
Velvet. Sus protagonistas escuchan el
Live at Leeds de los
Who para relajarse.
Pink Floyd es lo más. En Londres, viven encima del piso del manager de
Thin Lizzy...
Hubo un tiempo en el que todavía existían los sueños. Y el libro nos translada a esa época de cambios con increible fidelidad. No nos habla de la época dorada del rock sino del fin de la utopía. Se retrata un Londres brillante y luminoso, pero su protagonista nos cuenta su historia desde la penumbra de las casa tristes de "Suburbia". Y sin embargo, el reflejo de un destello en un cristal roto a través de un edificio en ruinas consigue emocionarnos.
Y aún hay gente que revindica los 80'.