El amor a segunda o tercera vista

Siguiendo con la política de este blog [sí, tengo una política, ¿qué pasa?] hoy voy a hablar de una cosa de la que ya se ha hablado en casi toda la blogosfera durante las pasadas semanas [que tenga una política no significa que sea una buena política]: La ciencia del sueño.

He reciclado esta imagen (soy un buen ciudadano)

Sólo apuntar tres cosillas:

1. Olvídate de mí [qué título más guay] es una obra maestra, vale. Pero la gente suele olvidar que Michel Gondry coescribe su guión.

2. Se ha acusado a Gondry de bajar el nivel ante la ausencia del rarito de Charlie Kaufman. Que si La ciencia... es una película deslumbrante visualmente, pero falta de guión, y bla bla bla. Una opinión perfecctamente válida (sobretodo porque la he leído en blogs de tío más listos que yo)

Y sin embargo algunas de las cosas que más me gustan de ella son 100 % Gondry. Es decir, aquellas que estaban presentes en Olvídate de mí [no me canso de repetir el título, es genial] y siguen estándolo ahora.

3. El amor es la piedra angular de ambos proyectos.

A Kaufman no le interesa el amor (o eso parece). Sin embargo Gondry lo coloca en el centro de sus narraciones. Sus deslumbrantes imágenes arropan a personajes que se enmoran, se olvidan y se vuelven a enamorar. A personajes que aman tras conocerse, que sufren porque no son amados, porque nunca lo han sido ("aunque te acostases con medio planeta, tú seguirías sintiéndote rechazado").

Los sueños son perfectos porque sólo allí el amor eterno es posible. Y Gondry lo sabe y por eso La ciencia del sueño termina así, porque la vida real no es tan bonita, porque en la vida real debes cruzarte con tu vecina más de una vez para enamorarte de ella.