Semana Simpson - Hay gente que nació para ser camarero
El ínclito, el maravilloso, el de los dedos vertiginosos, Forfy ha elegido, como no podía ser de otra manera, a…
Moe Lester Szyslak
Moe es basura. Eso ya lo sabemos. Y sin embargo algo en nuestro interior hace que lo amemos.
Moe es camarero, o como mejor lo define él: “proveedor de sustancias entumecedoras del cerebro”
Moe es un lamento, una canción llorada. Es un fracaso que intenta levantar la cabeza y seguir andando. Y total ¿para qué? Para volver a caer. Los guionistas de Los Simpson son crueles, pero el mundo real también lo es.
Moe es extranjero, quizás de un país del este de Europa (yo apuesto por Polonia). Y lleva toda su vida intentando cumplir el sueño americano.
Fue boxeador mediocre y manager desastroso; actor infantil malogrado por sus tendencias homicidas; estrella de culebrones seducido por la fama. Y todo eso sin dejar de ser ruin y cruel.
Y al final del camino: el fracaso.
Fracasó al intentar delinquir: tráfico de osos panda y de orcas; estafa a un seguro para mantener su tren de vida; practicar la medicina sin licencia; ruleta rusa con vietnamitas (referencia ineludible a El cazador)…
…y fracasó al intentar cambiar de vida de forma legal (aunque inmoral): la remodelación de sus negocios; el flameado de Moe, etc
Es tan patético que envidia a Homer.
Sus amigos (entiéndase como “clientes del bar”) deben evitar que se suicide por Navidad.
Suele acosar a mujeres.
Los guionistas (esos misántropos incurables) lo utilizan con regularidad. Toda tendencia socialmente deleznable, toda actitud ruin y asquerosa… ahí está Moe. Ahí reside su gracia: no se puede caer más bajo.
Y aún así… es capaz de amar. Y eso lo redime y lo eleva sobre el resto de personajes. Es fácil ser bueno si estas en el lado bueno del mundo, pero Moe debe alzarse desde las cloacas más inmundas. Alzarse para salvar a Maggie, alzarse para ir a leer cuentos a vagabundos y huérfanos.
Moe es un santo. Un santo mezquino, cierto, pero santo al fin y al cabo.
Es un personaje que se ha ido construyendo poco a poco. Al principio sólo era un camarero moreno, luego cambió y su pelo se volvió gris. Bart y Lisa lo llamaban por teléfono para reírse de él (no es un tipo muy listo que digamos). Pero llegó un momento (maravilloso episodio aquel del Flameado de Moe) en que se irguió sobre el resto de secundarios hasta alcanzar una altura mítica.
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Gracias a él podemos coger un carrito de biblioteca y gritar…
“Voy a matar a Moe…hiiiiiiiiiii…voy a matar a Moe…hiiiiiiiii…”
Moe Lester Szyslak
Moe es basura. Eso ya lo sabemos. Y sin embargo algo en nuestro interior hace que lo amemos.
Moe es camarero, o como mejor lo define él: “proveedor de sustancias entumecedoras del cerebro”
Moe es un lamento, una canción llorada. Es un fracaso que intenta levantar la cabeza y seguir andando. Y total ¿para qué? Para volver a caer. Los guionistas de Los Simpson son crueles, pero el mundo real también lo es.
Moe es extranjero, quizás de un país del este de Europa (yo apuesto por Polonia). Y lleva toda su vida intentando cumplir el sueño americano.
Fue boxeador mediocre y manager desastroso; actor infantil malogrado por sus tendencias homicidas; estrella de culebrones seducido por la fama. Y todo eso sin dejar de ser ruin y cruel.
Y al final del camino: el fracaso.
Fracasó al intentar delinquir: tráfico de osos panda y de orcas; estafa a un seguro para mantener su tren de vida; practicar la medicina sin licencia; ruleta rusa con vietnamitas (referencia ineludible a El cazador)…
…y fracasó al intentar cambiar de vida de forma legal (aunque inmoral): la remodelación de sus negocios; el flameado de Moe, etc
Es tan patético que envidia a Homer.
Sus amigos (entiéndase como “clientes del bar”) deben evitar que se suicide por Navidad.
Suele acosar a mujeres.
Los guionistas (esos misántropos incurables) lo utilizan con regularidad. Toda tendencia socialmente deleznable, toda actitud ruin y asquerosa… ahí está Moe. Ahí reside su gracia: no se puede caer más bajo.
Y aún así… es capaz de amar. Y eso lo redime y lo eleva sobre el resto de personajes. Es fácil ser bueno si estas en el lado bueno del mundo, pero Moe debe alzarse desde las cloacas más inmundas. Alzarse para salvar a Maggie, alzarse para ir a leer cuentos a vagabundos y huérfanos.
Moe es un santo. Un santo mezquino, cierto, pero santo al fin y al cabo.
Es un personaje que se ha ido construyendo poco a poco. Al principio sólo era un camarero moreno, luego cambió y su pelo se volvió gris. Bart y Lisa lo llamaban por teléfono para reírse de él (no es un tipo muy listo que digamos). Pero llegó un momento (maravilloso episodio aquel del Flameado de Moe) en que se irguió sobre el resto de secundarios hasta alcanzar una altura mítica.
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Gracias a él podemos coger un carrito de biblioteca y gritar…
“Voy a matar a Moe…hiiiiiiiiiii…voy a matar a Moe…hiiiiiiiii…”
Etiquetas: Moe, Semana Simpson
6 Comments:
Grande Moe, sí señor. Tiene un arte...
By Regina, at 12:50 p. m.
Moe: Taberna de Moe
Bart: ¿Está Al?
Moe: ¿Quién?
Bart: De apellido Cólico
Moe: Un momento, voy a ver. Al Cólico, ¿alguno de vosotros es Al-Cólico?
Un saludo!
By DECKARD, at 4:34 p. m.
Grandísimo Moe y surreal aquel capítulo con una máquina del amor.
By Dani Lebowski, at 11:20 p. m.
A mí me gustó el capítulo en el que participa en un concurso de barmans para salir en un calendario Duff y lo tapan por feo... Pobrecito.
O en el que Homer se lo lleva de marcha para que ligue. Al final, a pesar de él mismo, lo consigue.
By Suntzu, at 12:20 p. m.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
By Sr. Forfy, at 4:12 p. m.
Gracias Roski! Creo que es el secundario que mejor ha evolucionado. Siempre que haya algo ilegal de por medio allí estará él (y posiblemente Krusty). De hecho a veces pienso que es como Krusty pero a cargo de un bar.
A mí me chifla cuando mando a paseo su taberna e hizo un bar de modernos.
By Sr. Forfy, at 5:52 p. m.
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