Navidad, violenta navidad
Promesas del este es un cuento de Navidad. Cruel y violento sí, pero también esperanzado y moral.
Cronemberg nos hace creer que vamos a ver una tragedia griega, con mafia, hijos de sexualidad ambigua, rituales y ajustes de cuentas. Pero no... esto no es El Padrino. Y no deja de ser una gran película.
Hay un lobo que lleva por el mal camino a las jovencitas que se apartan del sendero justo. Un lobo que las acecha cubierto con una piel de cordero (ese abuelito agradable) y les hace promesas de prosperidad y futuro, promesas de una Europa opulenta que necesita esclavas. Hay también un leñador (o chófer) y un abuelito bueno de verdad (aunque quizás beba demasiado vodka) y que dice que cuando fue jóven trabajó para la KGB.
Steven Kinght construye un guión preciso y sincero. Una historia con las dosis justas de disputas familiares, ceremoniales mafiosos y fiestas étnicas (rusas en este caso). Y detrás hay un cuento de Navidad donde una mujer que perdió su bebé desciende al infierno para recuperarlo. Un festín para un director, si este tiene talento. Y Cronemberg lo tiene.
Mucho mejor que Una historia de violencia... aquí la sangre se huele y el sonido de los cuchillos cortando el aire se te clava en los oídos. Son explosiones indiscriminadas cortas y directas. Construyen la historia... son la clave.
Y Viggo Mortensen se eleva sobre el resto, imponente. Con ese ridícuo corte de pelo... y sin embargo transmite dignidad, elegancia, poder. Una actuación sobervia, cimentada sobre el plano físico: todos sus movimientos indican algo, sus manos amenazan, su indiferencia no es tal.
Además está la escena de la pelea en los baños... ¿No la has visto? Mi acompañante tampoco, tuvo que cerrar los ojos y taparse la cara con las manos. Pero es un cuento y en los cuentos tienen que suceder cosas como esa. Además... por mucho que no viera nada, el sonido de las navajas cortando el aire y la carne lo tuvo que oir seguro. Es que Cronemberg es un director para el que nos faltan manos.
Cronemberg nos hace creer que vamos a ver una tragedia griega, con mafia, hijos de sexualidad ambigua, rituales y ajustes de cuentas. Pero no... esto no es El Padrino. Y no deja de ser una gran película.
Hay un lobo que lleva por el mal camino a las jovencitas que se apartan del sendero justo. Un lobo que las acecha cubierto con una piel de cordero (ese abuelito agradable) y les hace promesas de prosperidad y futuro, promesas de una Europa opulenta que necesita esclavas. Hay también un leñador (o chófer) y un abuelito bueno de verdad (aunque quizás beba demasiado vodka) y que dice que cuando fue jóven trabajó para la KGB.
Steven Kinght construye un guión preciso y sincero. Una historia con las dosis justas de disputas familiares, ceremoniales mafiosos y fiestas étnicas (rusas en este caso). Y detrás hay un cuento de Navidad donde una mujer que perdió su bebé desciende al infierno para recuperarlo. Un festín para un director, si este tiene talento. Y Cronemberg lo tiene.
Mucho mejor que Una historia de violencia... aquí la sangre se huele y el sonido de los cuchillos cortando el aire se te clava en los oídos. Son explosiones indiscriminadas cortas y directas. Construyen la historia... son la clave.
Y Viggo Mortensen se eleva sobre el resto, imponente. Con ese ridícuo corte de pelo... y sin embargo transmite dignidad, elegancia, poder. Una actuación sobervia, cimentada sobre el plano físico: todos sus movimientos indican algo, sus manos amenazan, su indiferencia no es tal.
Además está la escena de la pelea en los baños... ¿No la has visto? Mi acompañante tampoco, tuvo que cerrar los ojos y taparse la cara con las manos. Pero es un cuento y en los cuentos tienen que suceder cosas como esa. Además... por mucho que no viera nada, el sonido de las navajas cortando el aire y la carne lo tuvo que oir seguro. Es que Cronemberg es un director para el que nos faltan manos.
Etiquetas: cine, Promesas del Este, violencia
1 Comments:
No entiendo como no la he visto todavía, me odio.
By Estrellita Mutante, at 12:45 p. m.
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