Obama y la nueva América ( I )
Barack Hussein Obama es el primer Presidente negro de los EEUU.
Aunque esta afirmación se podría reformular: Obama es el primer presidente negro de un país mayoritariamente blanco. Quizás así podamos comprender mejor lo radicalmente histórico de este hecho. Y aún así sería mentira.
¡Quiero mi mula!
Pero Obama nació sin ese pecado original. No puede estar resentido. Si una parte importante de la población blanca lo acepta no es por el hecho de ser mestizo (su madre es blanca como la leche) sino porque no les puede echar en cara dos siglos de promesas incumplidas. No es un negro llorón, uno de los tópicos más poderosos creados por la clase media norteamericana a lo largo del siglo XX.
Su trabajo en Chicago (dentro de los Servicios Sociales) era un forma de buscarse a si mismo. Porque es evidente que uno de los problemas más significativos que Obama ha podido tener a lo largo de su vida ha sido el de la identidad. Negro hijo de blanca, estudiante en el lejano Oriente, habitante peculiar de Hawai, minoría acomodada dentro de la minoría negra de Chicago...
Es evidente que la sombra de su padre y de África son fundamentales para entenderlo. Obama no es un presidente negro, es un presidente afroamericano (usando el termino con su verdadero siginificado y no como eufemismo)
Aunque esta afirmación se podría reformular: Obama es el primer presidente negro de un país mayoritariamente blanco. Quizás así podamos comprender mejor lo radicalmente histórico de este hecho. Y aún así sería mentira.
¡Quiero mi mula!
Se parte de un postulado equivocado. Obama no pertenece totalmente a la comunidad negra norteamericana.
No es descendiente de esclavos (y eso en EEUU es un hecho fundamental). Cuando los esclavos negros fueron liberados por Sherman, en su mítica incursión en el profundo Sur, les prometieron 40 acres de tierra y una mula.
Sin embargo, se quedó en una promesa. Y con el tiempo se convirtió en un símbolo. Ese pedazo de tierra era una metáfora de la deuda impagada que el hombre blanco tiene con sus antiguos esclavos.
Pero Obama nació sin ese pecado original. No puede estar resentido. Si una parte importante de la población blanca lo acepta no es por el hecho de ser mestizo (su madre es blanca como la leche) sino porque no les puede echar en cara dos siglos de promesas incumplidas. No es un negro llorón, uno de los tópicos más poderosos creados por la clase media norteamericana a lo largo del siglo XX.
Su trabajo en Chicago (dentro de los Servicios Sociales) era un forma de buscarse a si mismo. Porque es evidente que uno de los problemas más significativos que Obama ha podido tener a lo largo de su vida ha sido el de la identidad. Negro hijo de blanca, estudiante en el lejano Oriente, habitante peculiar de Hawai, minoría acomodada dentro de la minoría negra de Chicago...
Es evidente que la sombra de su padre y de África son fundamentales para entenderlo. Obama no es un presidente negro, es un presidente afroamericano (usando el termino con su verdadero siginificado y no como eufemismo)
1 Comments:
Lo de que íbamos a tener un presidente negro en EE.UU. ya lo predijo la serie de "24". Espero que no tenga razón con lo de las bombas nucleares... ^_^U
Un saludo.
By Montse Akane, at 9:27 a. m.
Publicar un comentario
<< Home